¿Cuándo la vi?: Villavicencio Julio 4 de 2009
Pixar le apuesta a un esquema innovador y lo logra: No hay superhéroe, no hay soldados ni disparos, no hay superpoderes, no hay viajes interplanetarios, no hay juguetes con vida; solo hay un niño explorador un anciano y un sueño.
En el inicio un niño gordo sueña ser un gran explorador, encuentra una niña despeinada y mueca que comparte esa fantasía y en una secuencia se cuenta la historia de ese amor: el trabajo, el matrimonio, la compra de la vieja casa donde jugaban cuando niños y el sueño de viajar a las cataratas paraíso en Suramérica.
Una alcancía que nunca se llena porque siempre hay un carro que se pincha, una pierna que se fractura, un arreglo para la casa… en fin, los años pasan con los cambios de corbata hasta llegar a un corbatín, los niños se vuelven unos ancianos apacibles y cariñosos. En el primer pico de tristeza de la historia, Ellie fallece y el señor Carl Fredricksen queda solo en su casa de madera luchando inútilmente contra una gran construcción en su barrio.
Cuando lo obligan a ir a la casa de reposo, Carl llena todos sus globos con helio y sale volando con su casa hacia Suramérica sin contar con que Russell un niño explorador de ocho años, por equivocación va volando en la casa pues necesita ayudar a un anciano para ganar su insignia y así ascender a “Gran explorador”.
Desde ahí la historia mantiene una constante tensión entre el vuelo y la caída. Volar significa alcanzar el sueño y caer significa obviamente la dificultad de tener “los pies en la tierra”. A la larga la metáfora es elemental: No importa la edad que tengas, sal a volar, a cumplir tu sueño, tu promesa de niño, ¿Lo prometes con el corazón?. Y desde esa simpleza Up alcanza un tono poético capaz de entretener y conmover a niños y adultos.
La historia tiene un giro inesperado cuando el héroe de infancia Charles Muntz se convierte en un villano egoísta que busca a una extraña ave para recobrar su prestigio. Las persecuciones en los hermosos escenarios suramericanos, los personajes secundarios como los perros y el ave Kevin, la tecnología del zepelín y el contraste entre la inocencia del niño y la inocencia del anciano, en medio de una depurada técnica de animación digital y detalle en la dirección de arte; logran una película inolvidable, una obra de arte.
Cinematográficamente UP representa un punto de referencia en la joven historia del cine animado digital inaugurado en 1995 con Toy Story. Los estudios Pixar le han apuntado a usar la tecnología al servicio de historias emocionantes con personajes creíbles, que se pueden contradecir, que pueden ser solidarios o egoístas según la situación, como cualquier ser humano. Aunque sean parte de la compañía Dysney no trabajan desde el formato de la princesa encantada, el príncipe apuesto y la bruja malvada, donde todos cantan y bailan acompasados.
Por el contrario plantea un nuevo formato menos cándido y más complejo que exige comprender los intereses de cada personaje y las referencias a la cultura mediática especialmente a las películas de acción.
En ese sentido uno de los principales logros de Up es trabajar fuera de ese antiguo esquema Disney. Pero no es el único logo pues técnicamente la película logra unos avances imposibles de realizar en cine de actores como movimientos de cámara, detalles de las locaciones y la fotografía y caracterizaciones caricaturescas pero creíbles.
Up es la demostración de que se pueden hacer historias inteligentes y divertidas para los niños y la familia y que el cine infantil no es un género menor de la gran industria cinematográfica. En suma, Up demuestra que el mejor producto comercial también puede ser el mas inteligente es decir el que no subestima al espectador y lo respeta con un guión estructurado y una producción detallada. Up definitivamente es una aventura de altura.
Cada fotografía está enlazada con su lugar de orígen y son utilizadas solamente para ilustrar este post.
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