Pá:
Quería empezar haciendo un recuento de
nuestras conversaciones que pasado el tiempo me parecen menos de las que
quisiera, pero más profundas de lo que
en realidad alcanzo a comprender.
Te escribo de nuevo en la distancia, ahora nos separan más de setecientos
kilómetros y más de treinta y tres años de mi nacimiento; todo un país y toda
una historia y tal vez por eso creo que la mejor manera de resumir lo que
quisiera decirte en cuerpo presente será por medio de estas cartas que son
pequeños fragmentos de nuestras conversaciones o párrafos de ideas a las que
vuelvo permanentemente.
No estoy seguro del rigor filosófico de estos
párrafos, pero sí estoy seguro de su honestidad. Sin poses ni pretensiones, te comparto esta selección de recuerdos, anécdotas y pensamientos.
YO NO PEDÍ NACER
Pá:
Yo no sé en qué momento me matricularon en el
“existencialismo”, pero recuerdo que
desde niño he tenido una relación conflictiva (de desdén y casi desprecio) con
eso que los demás llaman Vida.
Recuerdo que yo era un niño amargado y una de
las primeras conclusiones a las que llegué antes de los diez años fue la idea
de que nadie pide ser concebido, ni
mucho menos “nacido”. Hice conciencia de
que la vida no es una decisión de uno mismo,
sino una decisión que otros toman por uno, pero inmediatamente asocié
esa decisión ajena con un castigo.
Por esos días ya sentía que la vida era una
carga demasiado pesada para una criatura tan frágil como un
niño: rendir en el
colegio, no contestarle a los
padres, tender la cama, lavar los platos de la cena y una cantidad de
pequeños oficios que se van sumando con el paso de los años.
Creo que de niño nunca tuve la valentía para
decirte esto, pero creo que me
comportaba con mi mamá como intentando decírselo con mi actitud:
-
Mamá: yo no pedí nacer, entonces la vida no es mi problema sino de
quienes tomaron la decisión. Entonces
asúmanla: laven los platos, la
ropa, tiendan la cama y vayan al colegio
como me piden que yo lo haga.
Pasados tantos años sigo sintiendo algo
semejante: la vida no es una decisión propia sino una decisión ajena. Para algunos es un regalo, para otros una equivocación de los padres y
para otros es un don de dios.
Yo me siento afortunado porque tengo la
sensación de que después de dos hermanas,
yo no fui precisamente una equivocación,
sino un deseo, una ilusión de
tener “el hombrecito en la familia”,
pero también sé que hay muchos niños que nacen por equivocación, por hacer mal las cuentas, por un exceso de alcohol e incluso por el
abuso del poder de algún hombre.
A la larga, la concepción de una nueva
criatura es un simple gesto orgánico de dos seres vivos, que por una fuerza que yo no alcanzo a
entender, tienen la necesidad de
preservarse y multiplicarse. Desde los
pequeños bichitos unicelulares hasta los grandes mamíferos, la reproducción parece el destino ineludible
del ser vivo. En la primaria me enseñaban que la reproducción era parte de la definición del
ser vivo: nacer, crecer, REPRODUCIRSE y
morir.
Pero como te digo, entre los seres humanos la decisión de traer
un nuevo ser vivo está determinada por muchas circunstancias: la falta de
responsabilidad del adolescente que embaraza a la novia, el machismo del tipo que le tiene una mamá a
cada hijo, el poder del abusador, la
determinación cultural que ve en la cantidad de hijos un signo de la
prosperidad de la familia y la circunstancia que más me conmueve: la idea de
preservarse uno mismo mediante los hijos.
Esa idea de darle continuidad a la propia vida
en otra criatura me parece cruel y egocéntrica, ¿Qué culpa tiene alguien que no ha nacido del
deseo de continuidad de la vida de otro?.
Esta pregunta te puede parecer absurda,
tanto como otras que me persiguen cuando pienso en la paternidad: ¿Quién
o qué le otorga a una criatura el derecho a reproducirse?, ¿Acaso es una mera necesidad fisiológica como
el que orina o defeca?, ¿O simplemente la reproducción no tiene que ver con esa
idea de la continuidad de la vida propia en los demás?.
Yo no sé si cada padre hace un listado de
argumentos para tener sus hijos o simplemente hace caso al llamado de la naturaleza
y así la reproducción es un gesto espontáneo de los organismos vivos que no
requiere un discurso.
Como te das cuenta Papá, ahora que estoy en plena etapa reproductiva
la inquietud de ser padre se me ha vuelto una obsesión, aunque las preguntas sobre el origen y la
razón de la vida me acosan desde niño.
Como te digo,
creo que ningún ser vivo pide nacer,
¡Yo no pedí nacer!, pero te
quiero agradecer por haber tomado la mitad de esa decisión que me trajo al
mundo pues me diste la oportunidad de conocerte.
Gracias papá.
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