En
Miamicencio hay un código de tránsito no escrito pero fielmente seguido por los
conductores miamicenses y cualquiera que quiera sobrevivir manejando en sus
calles. Es un código de tránsito
sencillo, peligroso pero eficiente que se
regula por los siguientes principios:
Primero:
El tránsito vehicular es una analogía
del tránsito de ganado. Una recua es una
recua sea de carros o de vacas. Es la
única ciudad del mundo que privilegia al conductor sobre el peatón.
Segundo:
Aunque no pague a tiempo sus impuestos,
la calle es de propiedad privada del conductor. La calle está al servicio del chofer tanto
para llegar rápidamente a su destino como para parquear donde lo requiera.
Tercero:
El uso de las direccionales está prohibido
¿acaso alguien vio una mula o una yegua anunciando en qué dirección va a
girar?.
Cuarto:
Es obligatorio pitar cuando el semáforo pasa a amarillo, si pasa a rojo debe pitar
insistentemente, en caso de retraso
puede gritar por la ventana y en el mejor de los casos sacar la pistola para
motivar el avance de los carros.
Quinto:
Los motociclistas no están obligados a cumplir ninguna otra norma que llegar a
tiempo a su destino sin importar giros prohibidos, semáforos o carriles.
Sexto: Los
taxistas también están exentos del cumplimiento de cualquier norma de tránsito
y no deben disponer de monedas, así
pueden redondear el valor de la carrera.
Séptimo:
la alcaldía se compromete a no hacer mantenimiento de la vías, pues las averías de los carros por los huecos, generan más empleos en la industria
automotriz.
Octavo:
La única norma universal del transito miamicence es: la calle es del que
primero la toma.
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