miércoles, mayo 13, 2009

Definición de seguridad democrática

Antonio Caballero no me cuadra pues me parece muy cómoda la posición de disfrutar los beneficios del "establecimiento" desde la cuna y en los ratos libres echarle piedritas al mandatario de turno. Pero bueno, su origen no debería demeritar su pluma. Sinceramente, no me cuadra por su afición y promoción de la tauromaqauia.

A pesar de eso, esta semana se jaló un párrafo que define sustancialmente los tres pilares de la doctrina uribista, y lo cito textualmente por esa capacidad de sintetizar en un párrafo la otra cara del horror:

"— No, y hay que decirlo claramente: no nos preocupa el presidente Uribe como persona, lo que nos preocupa son las propuestas de su gobierno y su concepción del Estado.

Estoy de acuerdo: por una vez comparto el "nosotros" de majestad. Y no soy el único: lo comparte inclusive el propio presidente Álvaro Uribe. O por lo menos finge compartirlo cuando asegura que no tiene la ambición personal de perpetuarse en el poder, sino la intención de que en él se perpetúen sus principios, sus fines y sus métodos, a través de sus amigos. Que se mantengan su "cohesión social" que divide a los colombianos en buenos y malos, en terroristas y ciudadanos de bien. Su "seguridad democrática" que se traduce en cientos de miles de desplazados y millares de asesinatos de Estado púdicamente llamados "falsos positivos": una seguridad que no tiene nada de democrática, y por lo visto tan poco de seguridad que no protege ni siquiera a los que disponen de helicóptero artillado para ir a la finca, como lo acaba de mostrar el plan de las Farc para matar en Anapoima al Ministro de Defensa y a sus hermanos. Y su "confianza inversionista" basada en la extensión desaforada de la corrupción, en la renegociación de los contratos, en la garantía de subvenciones y de exenciones de impuestos, en la entrega al mejor postor de los recursos naturales de la Nación, desde el agua hasta el petróleo, en la firma de tratados leoninos de "libre" comercio con los Estados Unidos y con la Unión Europea."

El resaltado es mío y la columna fue publicada en la revista Semana.

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