miércoles, julio 01, 2009

Cabalgata en el Torneo Internacional del Joropo 2009

Cabalgata en el Torneo Internacional del Joropo 2009

La cabalgata es un espectáculo triste: caballos feos, rangas, cruces famélicos que orgullosamente sus jinetes llaman “criollos”, cruces arbitrarios, degradación de la especie, un insulto a la estética.


En general el caballo es un animal bello, imponente y agraciado, pero el caballo llanero a duras penas se diferencia de una mula o de un burro de orejas cortas. Colores percudidos, crines despeinadas, manchas indefinidas, poca contextura muscular, absoluta falta de garbo y ausencia total de trote o paso. Obviamente son animales de trabajo y no de exposición, son criollos y no de paso fino. Pero la cabalgata parece un acuerdo para sacar a desfilar los peores animalitos de la finca. La estadística es clara: entre tres mil caballos que desfilaron, solo aparecen cuatro bellos, bien tenidos y bien montados, sin contar un percherón colado.

Lo peor de la cabalgata es la actitud de los “jinetes”. Estos festivos personajes se agrupan en las siguientes categorías:


Los que saben de caballos: dos o tres ancianos hacendados.

Los que creen que saben de caballos: quienes absurdamente ostentan su capacidad de beber cerveza o whisky sin caerse del animal.

Los que alquilan un animalito así sea mula para salir a desfilar y a beber en público: Son la mayoría.

Los ridículos: los que nunca subieron a un caballo y se estrenan en la cabalgata. Los delata la pinta de turista temeroso con bronceado de camarón.

Un grupo especial es el de niños y niñas que van calcando los comportamientos de sus padres.

Las mujeres a su vez se dividen en tres grupos:


Las jinetes: las poquitas que saben montar a caballo y no se ven disfrazadas de llaneras.

Las de jean: se insertan en el jean más apretado que tengan, lo acompañan de botas de tacón alto, sombrero y poncho.

Las de gafas: se creen bonitas y creen que ser bonita es ponerse gafas.

Para afear aún más la ciudad, los "jinetes" motorizados instintivamente se unen en pandilla de cien motociclistas para echarse talco y beber por la calle. A ellos se les suman grupos de gente atiborradas en camionetas, con música vallenata a todo volumen.

En síntesis, la cabalgata es un espectáculo triste:


Cientos de “pobres” se sientan en las aceras a ver desfilar a los supuestos “ricos” de la ciudad. Paradoja que no alcanzan a borrar los trabajadores de de la empresa de aseo quienes van recogiendo el estiércol del desfile.


Si el sentido de la cabalgata es hacerle un homenaje al caballo, ya va siendo hora de inventarse otra forma agradecer el trabajo que los caballos le han aportado al desarrollo de la región. Por lo menos un evento donde se pueda apreciar la belleza, gracia y pericia de los animales y no solo las ínfulas de los jinetes.

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49 Torneo Internacional de Joropo 2009

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