Hace unas
semanas escribiendo sobre el concepto de alma,
planteé que las personas que “se salen de la iglesia católica romana” o que “cambian de religión” en realidad solamente cambian de culto, básicamente porque siguen teniendo la misma fe, la misma religión: un dios creador, un paraíso prometido, un alma para salvar, pero cambian la forma del culto y la
jerarquía eclesiástica.
Asisten a los
cultos que he llamado neocristianos pues las palabras secta o protestante me
parecen peyorativas. El cuento es que
esta semana el Papa Benedicto XVI me
sorprendió al plantear exactamente el mismo argumento mío manifestando su
preocupación por la proliferación de “comunidades pentecostales en américa
latina”. Según El Tiempo:
“Benedicto XVI aseguró que muchas veces los fieles que abandonan el
catolicismo no lo hacen por razones doctrinales, dogmáticas o teológicas,
"sino por motivos pastorales y de método de nuestra Iglesia".
"Para evitar esos abandonos hay que ser mejores creyentes, más piadosos,
afables y acogedores en nuestras parroquias y comunidades, para que nadie se
sienta lejano o excluido" dijo.”
“Me parece increíble que en pleno siglo XXI después de la
revolución científica y comunicativa, la gente siga buscando caminos para
encontrar el alma por fuera de las iglesias hegemónicas. Creo que este
fenómeno es un desgaste del ritual pues en el fondo la gente no cambia de fe
sino de rituales, deciden salirse de la iglesia católica romana para
asistir a cultos de avivamiento simplemente porque sus rituales son más
animados, más enérgicos y su comunicación entre miembros del culto es más
cercana.
La fe de esta gente sigue igual: creen en un dios creador, en la
promesa de un más allá idílico, en la salvación y el pecado para regular
su comportamiento; pero cambian de templo y de ritual.”
Encuentro interesante esta coincidencia en el análisis de esta situación
pues no quisiera insinuar que el Papa me da la razón o que en el mejor de los
casos, aprovecha su tiempo de ocio para
leer mi blog. Jua.
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