Tengo
quince y manejo mi propia camioneta 4x4,
aunque cuando quiero traigo el sedán de mi mamá. A la gente le da envidia que uno pueda andar
en carro mientras ellos andan a pie o en moto,
que es lo mismo. Es que la
envidia mata más gente que el cáncer.
El
problema de mi papá fue por envidia, ellos no podían aceptar que en menos de un
año la gobernación pudiera demostrar la inversión total del presupuesto, sobre todo después de tantos años de
desgobierno en la región. Si no fuera
por mi papá, la gobernación no tendría
el nuevo edificio con paredes de vidrio por ejemplo, o los planes de almuerzos gratuitos para esa
gente pobre.
Por esa
envidia yo tengo que ver a mi papá a escondidas, así llevamos casi seis años, pero no le han logrado demostrar nada de lo
que lo acusan. Es muy duro no tener papá
cuando uno está creciendo.
Una vez
mi hermano iba a una discoteca y no lo dejaron entrar supuestamente porque mi
papá les había dañado el negocio con lo de las rondas policiales preventivas, así se han inventado muchas mentiras para
echarle la culpa a mi papá. Si las
calles están rotas, si en el hospital
faltan médicos especialistas, si hay
atracos o cierran la carretera a la capital;
pues la culpa es de mi papá, como
si él aún estuviera gobernando; para los
envidiosos todo lo malo de Miamicencio es culpa de mi papá. Pero yo estoy
segura que él es un hombre bueno, a pesar de la distancia vive pendiente de
nosotros, todos los días hablamos. A veces me da risa y pienso que si lo
quisieran coger preso, sería muy fácil
que interceptaran nuestras llamadas;
pero si no lo han cogido es porque en realidad no lo quieren, pues para ellos es más útil tenerlo prófugo y
perseguido, así tienen a quien echarle
la culpa del desgobierno y pueden seguir robando en la gobernación.
La
envidia de esta gente me robó a mi papá durante estos seis años y todavía no
veo la hora de recuperarlo.
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