Cuando estaba en el bachillerato Antanas Mockus en calidad de rector de la Universidad Nacional, fue a darnos una conferencia, donde insistió en que la filosofía no sirve para nada, "es como rascarse, no sirve para nada, pero da un placer..."
Yo quedé impactado y desde ese tiempo tomé esa frase como lema de batalla, ante la eterna pregunta ¿Para qué estudias filosofía? ¡Pues para estudiar filosofía! respondo y me echo el cuento de la rascada.
En esta sociedad tan pendiente de la utilidad y sobre todo donde la utilidad es sinónimo de dinero, vale la pena dejar de eludir la infaltable pregunta. Aunque no intento hacer parecer util algo que desde sus inicios está asociado al ocio y hasta a la banalidad; frente a la pregunta ¿Qué es tener una visión actual de la filosfía?, yo decidí responde así:
Tener una visión actual de la filosofía implica conocer la evolución del pensamiento desde el hombre primitivo, los cambios históricos que producen la evolución del pensamiento y viceversa.
También implica la renuncia a los dogmas, a las simplificaciones facilistas de los enunciados de los distintos pensadores.
Implica un manejo adecuado de la herramienta de la filosofía, es decir, el lenguaje. Sin caer en los extremos de los metadiscursos que nadie entiende, ni en la banalidad del lenguaje de los medios de comunicación; la filosofía de la actualidad requiere ser comprendida y en ese sentido, difundida.
Después de darle la vuelta a los autores, en especial a los del círculo de viena que abre ese horizonte tan próspero del estudio del lenguaje, personalmente considero que la visión actual de la filosofía requiere el desarrollo de tres temas centrales y me atrevo a proponerlos como temas para el siglo XXI:
a. a. El medio ambiente.
b. b. La bioética.
c. c. El desarrollo cultural.
Creo firmemente que la visión de una filosofía hoy debe girar en torno a esos tres temas porque son los que van a garantizar la conservación de la especie, que debería ser el fin último de cualquier conocimiento.
El medio ambiente es la prioridad actual, parece ser que el desarrollismo no se hizo con el mundo, sino a pesar de la naturaleza. Es de todos conocido el problema del calentamiento global que amenaza con un cambio climático inviabiliza la vida en el planeta.
¿Y qué tiene que ver la filosofía con el medio ambiente?, pues que si el debate al desarrollo sin una ética de convivencia con la naturaleza no se hace desde la filosofía, entonces nadie lo va a hacer, pues los industriales están empecinados en ganar dinero.
La bioética es la segunda prioridad, los grandes debates sobre qué es un ser humano y quién otorga el derecho a interferir en la vida humana, son cada día mas cotidianos. Con el desarrollo de la tecnología genética, la filosofía se enfrenta a un nuevo panorama. ¿se pueden/deben reemplazar tejidos y órganos enfermos?, ¿se puede/debe manipular la información genética de una persona para garantizar que no padezca ciertas enfermedades?, ¿se pueden/deben manipular las características genéticas de plantas y animales para producir alimento con determinadas características a determinados precios?, ¿Se puede/debe clonar seres animales?, ¿en qué condiciones, hasta cuáles límites, quiénes pueden decidir estos y otros pocedimientos de la ingeniería genética?.
Todas estas preguntas nos ubican en un nuevo panorama tecnológico en el que la filosofía actual debe estar activa, haciendo reflexiones pertinentes, dando luces para el desarrollo, es posible que en ese sentido y a falta de una institución religiosa que aglutine la sociedad; deba ser la filosofía la que sea el pilar ético del hombre del siglo XXI, pues nuevamente, si la filosofía no ejerce ese papel ¿quién lo hará?, seguramente no serán las multinacionales farmacéuticas.
La tercera prioridad es el desarrollo cultural. La UNESCO plante que la economía de un país no se desarrolla con la cultura; sino que una economía nacional se desarrolla para la cultura, es decir, el objetivo del desarrollo es la cultura, entendida en su mas amplia acepción.
A mis estudiantes suelo decirles que uno estudia y trabaja, no solamente para acumular dinero sino para disfrutar mediante el desarrollo de su propia cultura, considero que es igual con la econo,ía de los países. La cultura como objetivo del desarrollo trasciende las meras expresiones artísticas o folclóricas, tiene que ver con esos diálogos interculturales tan necesarios entre los pueblos.
Si comprendiéramos la importancia de la cultura, haríamos algo para que los nukak makú no sigan sedentarizándose a la fuerza, muriendo de enfermedades por el contacto con los colonos, ni cambiando a los espíritus de la selva por el cristianmismo.
Si comprendiéramos la importancia del diálogo cultural seguramente nos ahorraríamos 300 secuestrados en Colombia y doscientos mil muertos en Irak.
Nuevamente y como gran conclusión, tener una visión contemporánea de la filosfía implica el conocimiento de la historia del pensamiento, no solo europeo, sino universal y participar activamente en los tres temas que he propuesto como prioridades para este siglo.
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