miércoles, diciembre 30, 2009

LAPIDAS EN EL CEMENTERIO DE POPAYÁN


Las lápidas del cementerio de Popayán son el último testimonio de amor familiar al difunto.



Hay lápidas grandes y ostentosas, adornadas hasta el ridículo y las hay al extremo de la sencillez del marcador sobre papel de cuaderno. Hay lápidas con fotografías o con imágenes religiosas talladas. Tienen inscripciones con una mezcla extraña de dolor, resignación y esperanza. Oraciones de agradecimiento a dios por la oportunidad de haberlo conocido en vida y promesas de amor eterno.


Cuando los familiares llegan a orar o a “conversar” con sus difuntos, tocan la lápida como si fuera la puerta de la casa y así mismo al despedirse. La visita al difunto incluye un rato de oración, otro de conversación y otro largo de remembranza de la vida del difunto. También se asea la lápida y el corredor y en fechas especiales se toma licor para pasar el trago amargo de la muerte; así la visita al cementerio se convierte en una tradición familiar semanal junto al sancocho y a la misa.

La lápida recoge parte de la identidad del difunto y de las traiciones familiares. Llaman la atención los sobrenombres, los dibujos, las frases de autoayuda, los escudos de instituciones o equipos de fútbol como expresión del amor familiar para que el amado difunto esté a gusto en su morada por toda la eternidad.

De De turismo en Popayán. dic. 2009

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