Por: Felipe Chávez G.
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Mayo 12 de 2010
Creo en el profesor como un detonador de la fantasía, como un provocador de la libertad, como un constructor de mejores realidades y eso intento ser cada día.
La docencia es un ejercicio ingrato, intento recordar los nombres de mis profesores desde el preescolar hasta ahora pero muchos de ellos se han diluido en la desmemoria. Simplemente no recuerdo nombres, he olvidado a muchos profesores y esa ingratitud será la recompensa de mis estudiantes en el futuro, de ellos solo tendré el olvido.
Por eso intento hacer un registro de 31 profesores que he tenido, a quienes recuerdo por algo en especial, aquellos que me acompañaron, me cuestionaron, me exigieron, me hicieron reír y hasta llorar, aquellos que me dedicaron sus horas de enseñanza y me ayudaron a construir aquello que creo ser.
Hago la lista de 31 personas que eligieron una profesión que a mí no me termina de convencer y que ejerzo mediocremente mientras financio mi cotidianidad.
Yo admiro a esos profesores que hablan de una fuerza suprema que los lleva a enseñar, admiro a quienes ven en sí mismos una vocación, como un designio de dios que los pone al servicio de los demás. Yo no tengo de eso, el egoísmo y la egolatría propias del artista me impiden ser más eficiente en la labor de educar y afortunadamente el colegio donde trabajo lo entiende y cada año me da menos horas de clase.
Yo admiro a los profesores que tuve y que recuerdo tan entrañablemente por su disciplina y sabiduría. Ahora admiro a esos colegas que irradian respeto y compromiso cada día y ante ellos me veo como un aprendiz en el lugar equivocado.
Sé que el oficio de enseñar es para personas con una sensibilidad especial, con cierto orden mental, con una motivación profunda por el servicio y la atención a los demás; es un oficio para profesionales comprometidos como algunos de los colegas con quienes comparto cada día y por quienes profeso mi humilde admiración.
Como yo no tengo ninguna de esas características que los profesores suelen tener, les quiero compartir la lista de personas que me enseñaron a preguntarme, de los que me enseñaron a leer y a escribir en los lenguajes que hoy en día son mi oficio.
A propósito del día del profesor les comparto la lista de 31 profesores en mi vida.
1. Grado transición: La profe María Teresa, alta, delgada y morena, de una belleza fascinante. Realmente la recuerdo por una foto en un auditorio donde me entregaron el diploma de grado de preescolar.
2. Grado primero: la profesora Rosa tenía el cabello canoso y era conocida en todo Popayán como una profesora implacable para enseñar a escribir. La recuerdo en una clase enseñándonos a usar los cubiertos para comer correctamente, también cuando le pegaba a un compañero con una regla de madera. Mi vida al servicio de las letras se basa en lo que ella me enseñó: la letra C, la S, M, la N, pero no con su nombre ce, ese, eñe, sino con el sonido: Q, R, Ñ, P.
3. Grado segundo: Profesor Hernán era joven y valiente, nos enseñaba a lustrar bien los zapatos y a cargar pañuelo y peineta, el mito de la primaria decía que cuando fue soldado había estado en la toma del Palacio de Justicia.
Foto: Mi primera comunión, a la derecha el profesor Hernán.
4. Grado tercero: Cesar Idelber Medina Pino. Tocaba guitarra y era del tipo de profesor que me causaba gran admiración ¿Cómo podría saber de tantos temas y hacer tantas clases tan divertidas?
5. Cuarto: La profe Alicia era rubia y muy aseñorada, enseñaba sociales y todavía puedo recitar de memoria el discurso que me ella enseñó para la izada de bandera del 20 de julio, decía así:
“Nosotros los representantes de este pueblo, poniendo por testigo al ser supremo, declaramos solemnemente a la faz de todo el mundo que estas provincias desde hoy por derecho serán naciones libres, soberanas e independientes, regidas por principios de libertad, orden y justicia para todos ¡viva Colombia!”. (Ahí estoy yo disfrazado de criollo, con las patillas y el bigote pintados con lápiz delineador)
6. Quinto y Sexto: Guido Imbachí quien tuvo su primera experiencia pedagógica con nosotros y juntos fuimos creciendo.
OTROS PROFESORES DE LA PRIMARIA
7. Recuerdo muy especialmente al profesor de español Arleyo Cerón, una vez se presentó como zanquero en una obra de teatro y yo no podía explicar la magia que le permitía ser un gigante. Muchos años después conocí los secretos de esa magia de los zancos y se la enseñé a más de cien jóvenes en diferentes lugares de Colombia.
8. Gustavo Chicué fue mi profesor de matemáticas en primaria, era un moreno de ojos saltones, muy chistoso e inolvidable porque ante él demostré mi desconocimiento absoluto de las tablas de multiplicar y mi mamá me dejó todo un fin de semana sin poder ver televisión para que tuviera tiempo de recitarlas 2 X1, 2; 12X12, 144.
DIRECTORES DE CURSO DE BACHILLERATO
9. Grado octavo: Jorge, era un profesor de matemáticas muy alto y fuerte, con una barba rubia, parecía Van Gogh. Un par de veces halagó mis intentos literarios y me dijo que en la literatura como las matemáticas habían fórmulas para escribir, que él había visto fórmulas para escribir una novela, pero que yo tenía que encontrarlas por mí mismo. Tantos años después sigo buscando las fórmulas para poder escribir y aún no las encuentro.
10. Grado noveno: No recuerdo a mi director de curso de noveno pero sí a mi profesor de biología de octavo que al enseñarnos el método científico nos llevó a hacer una investigación de campo. Mi grupo escogió el tema de salud mental y realizamos tres visitas a los manicomios de Sibaté que nos enseñaron una dimensión profunda de la humanidad.
11. Décimo y once: tal vez el nombre de mi directora de curso de décimo y once era Lucely, recuerdo que por un dicho de una novela de moda en esa época, le decíamos “Abuela”, era profesora de química y rectora de un colegio en la otra jornada.
OTROS PORFESORES DEL BACHILLERATO
En el bachillerato tuve varios profesores memorables:
12. En primer lugar el famosísimo Franco Buchelli mi profesor de geometría, álgebra, trigonometría y cálculo desde octavo hasta once. Lo recuerdo entrañablemente porque en el aburrimiento de esas clases escribí mis primeros cuentos y poemas. En la habilitación de cálculo del grado once le escribí una carta donde le presentaba excusas por mis ausencias a sus clases, por no haber querido aprender lo que él quería enseñarme, pero que simplemente la matemática no me interesaba, que algún día la vida me daría tiempo para recuperar el tiempo que yo había perdido en sus clases haciendo otra cosa. Recuerdo que lloramos juntos como gesto despedida, una semana después fue el grado, después me fui para el Amazonas y nunca más lo volvía a ver.
Foto: con el entrañable profesor de matemáticas Ffranco Buchelli.
13. Un profesor de educación física medio filósofo, creo que se llamaba Rodrigo o Juan José, gran deportista. Estando en séptimo grado me dijo que yo ya tenía claro lo que iba a hacer con mi vida, que el colegio debería perder menos tiempo y concentrarse en ayudar a desarrollar mis habilidades.
14. Manuel Neira era el coordinador de disciplina, pero a mí me acolitó la indisciplina firmándome cuanto permiso necesité para faltar a clase con la excusa de hacer presentaciones de teatro. Manuel era filósofo y había hecho teatro por eso me apoyó al punto de darme dos horas semanales para que yo dirigiera el grupo de teatro del colegio y le diera la nota de educación artística a mis compañeros. Su confianza en mí me definió como artista y a la larga como educador.
15. Mi profesora de mecanografía fue tan formal al enseñarme a digitar con los cinco dedos, que mis pocos logros laborares se deben a esa habilidad técnica que ella me enseñó.
16. Mi profesor de diseño Edgar logró “estructurar mi pensamiento creativo” mediante su exigencia y los ejemplos de los grandes creativos que ponía en cada clase. Gran parte de los ejercicios que hoy en día hago con mis estudiantes, evocan mis clases de diseño del colegio, donde intento demostrar que el talento no existe, que la creatividad no es un don divino, sino una forma de pensamiento sublime que se debe estructurar combinando la racionalidad con la intuición.
17. Más conocido como bigotebrocha, mi profesor de filosofía una vez me regañó y salió ofendido del salón de clase. Mi grupo de amigos y yo acabábamos de presentar una exposición de antropología en video donde grabamos imágenes de nuestros cuerpos desnudos y de un camino de rosas que llegaba hasta un sanitario donde unas heces fecales daban vueltas y se iban hasta el fondo. Después de un rato mi profesor de filosofía nos llamó a parte y nos dijo “Con ustedes me pasó lo que le pasa a uno con la mujer que siempre ha soñado, que el día que la encuentra no sabe qué hacer con ella, yo siempre había querido tener estudiantes críticos que se arriesgaran a cuestionarse y con su video ustedes lo hicieron, ¡Los encontré y no supe qué hacer con ustedes!”, esa humildad que nosotros no alcanzábamos a entender en ese tiempo, fue una gran lección pedagógica que aún hoy en día me sigo cuestionando.
18. Fredy Navarro alias Diógenes, es de lejos el mejor poeta inédito del país y aunque no me dio clase en un salón, ejerció una fuerte influencia sobre mí porque me presentó las vanguardias literarias y a los poetas malditos. Él salió echado del colegio y pasados los años se convirtió en mi gran amigo de estudio y creación, también lo contraté en varios proyectos de los que aún quedan rastros de poesía y un libro publicado en Bogotá.
DE LA UNIVERSIDAD SANTO TOMAS
En la Universidad Santo Tomás conocí muy buenos docentes pero el vínculo con ellos era como mirarse a un espejo, es decir que la respuesta siempre era una pregunta ¿qué piensa usted?, ¿qué opina usted?, ¿qué argumenta usted?.
Entre todos ellos se destacan:
19. Leonilde Díaz con sus introducciones a la pedagogía.
20. Sixto García con su introducción a la antropología filosófica latinoamericana.
21. Y Edgar Lemus con el acercamiento a los grandes debates de la filosofía universal desde nuestro continente.
22. Cuando estudié administración de recurso humano en el SENA tuve una profesora deslumbrante Nury Patricia, socióloga con maestría en economía con quien debatimos temas profundos de la sociología empresarial, por ella recuerdo las teorías de Durkehim y Weber y las teorías económicas de Adam Smith y David Ricardo, que delicia de clases.
GRANDES MAESTROS
Tengo una categoría especial de mis grandes maestros, gente a la que debo el soporte de mi formación humana y artística.
23. Gerardo Frey Campo quien me inició en el mundo del arte, mediante la poesía y la actuación.
24. Humberto Cárdenas Motta quien me enseñó los principios del lenguaje teatral y el compromiso con la estética.
25. Edgar Rojas, Maestro en artes escénicas con quien compartí varios años de gestión cultural y creación teatral bajo su dirección, un verdadero maestro.
Foto: en el Jamboree 1988 con Gerardo Frey Campo.
MAESTROS DEL TEATRO
En la categoría de maestros del teatro debo reseñar a cuatro personas de la Red colombiana de teatro en comunidad con quienes comparto la visión del compromiso social del arte, de ellos ya no aprendí en un aula, sino en la vida misma, en el trabajo compartido, en la creación y en el encuentro festivo del teatro.
26. Enrique Espitia: Director de la fundación Teatral Kerigma de quien aprendí la organización para el desarrollo sociocultural.
27. Rubén Darío Herrera: Un creador escénico con una militancia política curiosa. Director del colectivo teatral Luz de Luna.
28. Jorge Blandón: El papá de la gestión cultural comunitaria en Medellín, un ideólogo director de la corporación cultural Nuestra Gente.
Foto: Jorge Quesada, Jorge Blandón y Felipe Chávez, Medellín 2009.
29. Daniel Roncancio: Mi refugio de abrazos en Cali, un bufón, un soñador. Director de la casa Teca.
Foto: Daniel Roncancio con la maqueta de la Casa TECA.
JEFES PEDAGOGOS
Ya en la vida laboral de profesor, la relación con los profesores me cambió, se volvieron mis compañeros de trabajo con quienes comparto las rutinas y algunas conversaciones, pero no comparto lo sustancial de la vida.
Ellos ya no son mis profesores, sino mis colegas, mis pares, en quienes me apoyo para sacar adelante cualquier idea. El combo de mis amigas profesoras ya está reseñado en una lista anterior y ellas saben por qué están allí, así que solo me queda espacio para dos maestros, colegas y jefes que he tenido en el inicio de mi vida en la educación formal.
30. Cesar Gutiérrez, un educador físico, un tipo brillante. Todo el disco duro del Liceo Cultural Luis Enrique Osorio, conoce la historia, la familia y los sueños de cada niño del colegio. Un docente digno de imitar.
31. Y para terminar, un pedadogo a quien la vida sacó de la ingeniería para beneficio de sus estudiantes, un humanista que resume los valores y el afecto de un educador, el señor Germán Millán ¿Qué mas puedo decir después de tantas horas de pedagogía dialogante?. Simplemente: muchas gracias.
4 comentarios:
Felipe: Siempre recordaré a mi profesora Marina Bernal, hace muchos años en Bogotá en 4°y 5° de primaria... Ella siempre me animó a creer en mí y lo que podía dar de mi misma. De ella aprendí, además de las matemáticas, ciencias, sociales, etc, la capacidad de asombro en la lúdica, el juego, las manualidades, creatividad, la DISCIPLINA EN LA PERSEVERANCIA, y querer y aceptar a los demás como así misma.
Con ella inicié a NUTRIR mi cerebro con la lectura, cuentos y hasta plasmar mis primeros escritos y poemas; aprendí a cuestionar mas alla de lo que me mostraban y buscar respuestas a mis inumerable inquietudes. Siempre la recordaré con infinita gratitud y amor.
Felipe, gracias por nutrir nuestro tiempo con tus buenos escritos.
MM
Anónimo MM:
Que bonito recuerdo de tu profesora, definitivamente hay maestros que dejan una huella muy importante, para toda la vida...
cuando la pereza me lo permite, yo intento ser de esos profesores que no se desvanecen en la memoria de los estudiantes, pero realmente soy muy indeleble... nunca le ganaré a la desmemoria. tal vez, por eso escribo.
Gracias por tu comentario.
Felipe,
También tuve la fortuna de tener como maestra a Nury Patricia Maldonado Zárate, excelente docente, utiliza el método socrático para llegar a la explicación de los conceptos e ir más allá y la pasión que generaba con cada uno de los temas que trababa. Recuerdo esas sesiones de clase con mucho cariño y nostalgia. De eso hace ya cinco años cuando estié Admón. de RR.HH. en el Sena. Es reconfortante que le hayas dado un espacio en tu blog y que tenga un espacio en tu memoria.
Lorena Clavijo Reyes
Lorena Clavijo Reyes :
Como muchos proyectos, yo no terminé de estudiar admon de RRHH pero el tiempo que estuve aprendí mucho y conocí gente interesante, tanto porfesores como estudiantes, algunos de los cuales aún hoy en día son mis amigos.
Que bueno que compartamos un buen recuerdo de Nury Patricia y que reconoscas de esa manera el método de su enseñanza, ojalá este mensaje le llegara a ella.
gracias por comentar.
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