Tengo
el trabajo que cualquiera sueña: me esfuerzo poco y vivo del estado. He sido contratista, gerente de instituto descentralizado, concejal y hasta diputado. Tengo una carrera pública envidiable y una
privada vergonzosa.
Mis
hijas van en motocicleta al colegio desde que perdí el carro en el casino.
Soy
ludópata, adicto al juego. Me juego la vida y mi familia la paga con su
patrimonio.
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