INFORME DE LECTURA: LAS
CINCO MENTES DEL FUTURO
Autor: Howard Gardner. Ed Paidos.
Barcelona, 2005. Por:
Felipe Chávez G.
Marzo 29 de 2013
www.felipechavez.tk
Don Germán:
Encontré el libro que me
prestó, Las cinco mentes del futuro del
señor Howard Gardner, e hice la lectura con sorna y denuedo, entre otras cosas, porque se me atravesó entre la lectura -esa
sí apasionanate- titulada Opium, un diario de los tres años de adicción al opio
escrito por el poeta y cineasta Francés Jean Coteau. (Ed. BackList, Barcelona, 2009)
Mal haría yo en comparar al
Doctor de Harvard con un artista que un día almorzaba con Apollinaire, otro día
cenaba con Picasso y otro día criticaba
a Buñuel -anécdotas irrelevantes del esnobismo artístico de la decadente
Europa del S. XX-, pero la comparto para
ilustrar el ambiente en que leí el breve ensayo del señor Gardner que me
produjo por lo menos las siguientes reflexiones:
En primer lugar, reconocer que la
lectura es como un camino y como dice Jairo Aníbal Niño, ojalá en cada viaje
"sea yo el que es una y otra vez descubierto".
Esta fue una lectura por capas superpuestas, que a veces
se entremezclaban y a veces se dejaban ver una muy distantes de las otras, entonces veamos algunas de esas capas:
La primera capa de lectura era la
propuesta por Gardner que, por decir lo menos, me pareció predecible, superflua y lugarcomunista. Entonces
aclaré mi visión personal sobre Gardner y es que me parece como el Paulo Cohelo
de la pedagogía, es decir un tipo que
dice lo que todos ya sabemos pero con un lenguaje entre metafísico y científico
que parece que estuviera diciendo algo nuevo.
Un experto de la liviandad con pose de profundo. Un lenguaje de nueva era que mezcla las
profecías de la hecatombe del fin del
mundo con la esperanza de la conversión para vender una solución.
Se me acusará de blasfemo por
semejante comparación, pero pensé que
acercarme directamente a Gardner me quitaría tantos prejuicios que me han
generado sus iniciados, profetas y
sacerdotizos. Igual que Cristo no tiene
la culpa de los errores que han cometido los cristianos en su nombre, yo pensé que mi aversión a esos discursos
pseudocontemporáneos hipertransformadores,
eran simples desviaciones de interpretación de los seguidores de
Gardner, pero al leer el ensayo descubrí
que no, que las graves omisiones en el
discurso Gardneriano son justamente el producto que él vende.
Y en este punto no me quiero
extender, porque ameritaría toda una
monografía titulada Mis bocetos pedagógicos,
pero debo manifestar que la gran omisión que encuentro en ese discurso
es que al centrarse en lo cognitivo, en
las competencias y especialmente en ese falso concepto de innovación asociado
al mito de la productividad empresarialista como paradigma del mundo
contemporáneo; desconoce la educación
como proceso social y especialmente la educación como objeto y objetivo social; es decir,
a mí el discurso Gardneridano me parece pretenciosamente apolítico y
para mí, la educación es fundamentalmente un hecho Político (sí, con mayúscula para que no se confunda
con electoral ni con ideológico).
Político en el sentido de
promover un ideal de cómo será la relación entre los seres humanos en una
sociedad; pero Gardner reduce esta
dimensión humana a unas difusas
expresiones de la ética y la responsabilidad como accesorios; muy por la línea del pensamiento light contemporáneo, donde el mundo está bien porque está hecho y
lo único importante es formar una gente que sea competitiva para hacer su
propio negocito y salir al mundo a hacer billeticos de forma autónoma para que
puedan acumular, consumir y ser
exitosamente felices; pero eso sí, sin hacerle daño a nadie (ética) y sin dañar el medio ambiente
(responsabilidad).
De nuevo, se me acusará de ideologizado, de anacrónico (porque eso de la izquierda
pasó de moda con la caída del muro de Berlín),
pero creo firmemente que las inequidades sociales y ambientales promovidas
por la globalización económica y cultural requieren justamente un mayor
compromiso Político de la Escuela. Creo
que incluso el hecho de que la expresión "compromiso político" nos
suene como a "retórica anacrónica", es de alguna manera un triunfo de ese
pensamiento light donde el compromiso
es exclusivamente con el bienestar y la estética personal.
Sobre mis distancias pedagógicas
con Gardner, solamente añadiría que me
parecen más urgentes las reflexiones humanística de un Paulo Freire y el
análisis ético y comunicativo que va desde Noam Chomsky hasta aterrizar en las reflexiones
pedagógicas de Henry Giroux, digamos más
criticidad, mas propuestas de
transformación y menos condescendencia con la deshumanizada sociedad global
contemporánea.
Tendría otras distancias con el texto pero creo que esas son las más
relevantes.
La otra capa de lectura, mucho más interesante para mí, era la de sus
notas y subrayados en el libro, en ellas
encontré claras coincidencias con el discurso pedagógico que le he conocido en
los últimos años. Lo que me sorprende de
esta capa es que yo tengo un sistema de subrayado semejante al suyo, encierro conceptos y hago notas marginales
sobre los temas, pero especialmente
subrayo citas que me puedan servir en el futuro para argumentar cualquier idea.
De alguna manera, en cada lectura me
busco a mí mismo, como veo que usted lo
hace en sus notas. Entonces veo esa idea
del profesor como tutor o como custodio,
esa idea de lo bien hecho como modelo para educar y tantas otras ideas
que día a día guían el trabajo en el colegio.
Junto a ese hallazgo, tener la sensación de buscar argumentos para
validarse, para ponerse pistas en el
camino, simplemente para subirse en
hombros de gigantes para ver más lejos,
como intento hacerlo yo en mis lecturas.
La otra capa era la de mi propia
lectura del documento, mi falta de
emoción con los lugares comunes, con las comparaciones simplistas entre el
pensamiento del artista y el pensamiento del científico, con esa intencional exclusión de lo
Político, con esa permanente
coincidencia y validación del pensamiento light
que campea en las modas de las ciencias sociales y en los medios de
comunicación y que sirven básicamente para adormecer audiencias para perpetuar
el poder.
En suma, aclarar mi aversión a
esa pedagogía coja que brinca del lenguaje pseudocientífico a las metáforas que
pueden servir para decir cualquier cosa y todo lo contrario, como aquella de la inteligencia láser Vs. la
inteligencia foco, la primera va al
fondo traspasando la piel y la segundo ilumina el contexto... entonces,
la metáfora de Gardner me serviría para decir que su discurso pretende
ser un foco-laser y al final ni lo uno ni lo otro.
Pensándolo con más calma, ese texto puede ser una conferencia que al
ser traducida del inglés hablado, al español
escrito pierda la mitad de sus substancia y por eso me parece tan
descafeinada, pero seguramente no es
así, sino que es un ensayo escrito con
toda la intensión de dejar por fuera lo que a mí me parece sustancial de la
educación que se necesita hoy.
Concluyo entonces que soy yo
quien no cabe en la onda de las nuevas pedagogías, porque como lo dije hace tiempo, creo que después de la mayéutica, la dialéctica y la escolásticas no se han
inventado nada nuevo en pedagogía, se
educa en el diálogo, por medio de la lectura y la pregunta, se educa en la praxis, por más que le cambien
el nombre y las prioridades a esos elementos.
Que el constructivismo se volvió una iglesia con demasiadas pastores,
iluminados, rituales y que su jerga evidencia un compromiso con la
continuidad de la falsa
productividad, el egoísmo y el nihilismo
capitalista, que con la construcción de una sociedad más justa, con la Utopía si se quiere.
Por ahí Giroux dice algo como que
la idea de que se puede vivir el día a día sin la utopía de un mundo
mejor, es justamente un triunfo del
capital y Chomsky dice que el problema es que ya nos venden los sueños
enlatados y perdimos hasta el derecho de soñar simplemente porque no sabemos
que podemos soñar.
Termino con una sensación hipertextual.
Empecé diciendo que leí Las cinco
mentes del futuro en la mitad de un libro sobre un adicto al opio y cual no
sería mi sorpresa cuando los dos autores de oficios, lugares y tiempos tan distantes y en textos tan lejanos, en un aparte terminan diciendo casi lo mismo:
Jean Coteau, un poco justificando su adicción: "Todos
los niños tienen el poder mágico de convertirse en lo que quieran. Los poetas de infancia prolongada sufren
mucho por la pérdida de ese poder. No cabe duda de que ese es uno de los
motivos que llevan al poeta a recurrir al opio". (Pág. 82)
Y Howard Gardner explicando el
lenguaje metafórico de los niños:
"Sólo los poetas parecen estar inmunizados contra la disminución de
la capacidad para crear metáforas"
(pag. 48)
Si alguno de los dos estuviera en
lo cierto, o los dos o todo lo
contrario; me veo a mí mismo como educador alargando en mis estudiantes la edad
de la metáfora...
Gracias por prestarme el libro.
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