viernes, febrero 19, 2016

Mis deseos para Viky Dávila

Mas allá de un análisis racional  sobre la estupidez morbosa de publicar un video de dos tipos con ganas de sexo,  que no prueba ningún delito;  solo quiero recordar un fragmento de un texto muy tierno y emotivo que escribí en agosto de 2008 cuando me declaré "humanista intolerante":

Eran mis más sinceros deseos para la señora Viky Dávila:

"CONTRA VICKY DÁVILA

Me voy sin asco contra la farandulización de la política. Le deseo una muerte pronta a Viky Dávila por mentirosa, amarillista y uribista ¡Qué mas se le puede pedir al periodismo colombiano?. No me olvido de Viky, ávida de dolor cuando preguntaba ¿Cómo se siente después de perderlo todo? A esa familia que ordenaba los escombros de su casa en el terremoto de la zona cafetera. Ahora tengo que verle esa cara de falsa picardía cuando dice “La cosa política sigue moviendo-SÉ”.

Razón tuvo el publicista que la puso en el comercial fastidiando con su información a los transeúntes que simplemente quieren vivir en paz… Y Viky ahí, parloteando, machacando datos a diestra y siniestra sin ninguna responsabilidad. Me voy sin asco contra Viky Dávila: ¿Por qué no te callas?. "

Estas oleadas de indignación facebookera contra alguien que antes idolatraban,  me recordó la indignación de hace un par de semanas contra la señora Alejandra Azcárate,  sobre la cual escribí en el 2010  en ¿Los comediantes de la noche?:

"Y para rematar, ahí está Alejandra Azcárate acariciándose el cabello como maniática y promoviendo su anorexia, diciendo que al despedirse los músculos de su brazo de mueven de forma horrible y que por eso se despide sin mover el brazo y usa el salero manteniendo el codo pegado a la costilla, porque según ella el cuerpo femenino con la flacidez y movimientos naturales es horrible y se debe negar, pero paradójicamente se debe afirmar la autodeterminación de la sexualidad femenina.

Por ejemplo cuenta cómo se administra a un amante por celular o cómo “se lo da sin gana” al esposo que amanece enguayabado y con “parola” y hace el movimiento de cadera, los jadeos y gestos tan ridículamente evidentes que demuestra toda su falta de creatividad. Solo le falta decir que le echa saliva para que se lo metan, en síntesis, una narración sin imaginación, vulgar y ramplona que ni siquiera sería digna de sábados infelices."

Este es otro de los placeres que me da la escritura:  dejar registro de mis pasos y pistas de mis pensamiento...

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