Si la televisión es la gran industria cultural de la modernidad, analizarla críticamente es una necesidad de los estudios culturales y las ciencias sociales. En la TV se han moldeado las “ilusiones” de la sociedad contemporánea, se han impuesto modelos de comportamiento y se han promovidos ideales de realización humana.
No se puede conocer la historia del siglo XX sin la televisión como órgano articulador de ideologías y de masificación de consumos.
El siglo XXI se definirá por la evolución de la TV a la transmisión de contenidos audiovisuales con dispositivos móviles.
El reality es un formato audiovisual que se puso de moda en los noventa pues integra varias estrategias que hacen mas rentable el único objetivo de la industria televisiva: producir más dinero.
El reality mezcla estrategias de mercadeo y cercanía con la audiencia pues en apariencia el protagonista es cualquier ciudadano, lo que produce un mayor grado de identificación de la audiencia con los protagonistas.
El “reality” en realidad es una falsificación de la realidad, entonces debería llamarse “falsity”.
La intimidad se convirtió en un bien de mercado, se vende, se alquila, se empeña, se apuesta la intimidad a cambio de unos pesos.
El reality promueve la idea del camino mas rápido para conseguir dinero. No importa ser humillado, exhibido, mercantilizado; el fin de obtener el premio mayor justifica cualquier acción. en ese sentido el reality promueve la cultura traqueta.
El reality promueve una idea extraña: la realidad debe ser grabada para que pueda ser vivida. Los consumidores de realityes se graban, se toman fotos y se publican en facebook como armando un autoreality de su vida cotidiana.
La base de cualquier narración audiovisual es el conflicto. En la telenovela tradicional una cándida muchacha pobre se enamora de un inocente muchacho rico y a pesar de las adversidades y los engaños, los muchachos terminan juntos. En el reality se arman conflictos por la convivencia, por el “honor de las regiones”, los retos para demostrar quién es mas resistente o quien exhibe mas “talento”.
El regionalismo como base de esa enfermedad llamada nacionalismo promueve estereotipos, vanidades y prejuicios regionales: “Los echados pa´lante”, “los berracos”, “los alegres”, “los optimistas”. Agitar regionalismos y nacionalismo, vende.
En una sociedad donde el dinero y la fama son ideales de realización, la farándula es sinónimo de éxito. El reality promueve la idea de que cualquier ciudadano puede ser parte de la farándula.
El reality vende la idea de la “democracia plebiscitaria”, de la “fuerza de las mayorías”. Mediante un jugoso negocio de mensajes de texto por celular le hacen creer al espectador que puede “decidir” sobre el destino de los personajes de su narración. Venden la idea de que las mayorías deciden sacar a un personaje y otorgarle el premio mayor a otro, con el supuesto de que las mayorías no se equivocan. Pero la historia demuestra que las mayorías suelen equivocarse, tanto la mayoría alemana que apoyó el nazismo, como la mayoría europea que negaba la redondez de la tierra ¿la turba puede ser la voz de dios?.
Por estas y otras razones hoy inicio un tag de Critica TV.
Cada imágen está enlazada con la fuente, son tomadas con el ánimo de ilustar el presente post.
2 comentarios:
Por eso ya no veo televisión.
que pereza esta tv
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