Obra: A quinientos por la de atrás
Director: Luis Alberto Correa
Producción: Corporación Barra del Silencio
Función en la sede de Barra del silencio en Medellín el 5 de diciembre de 20010.
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El sainete es una forma de teatro corto difundido en España desde el siglo XVII, es una comedia popular y jocosa que se presentaba en los intermedios o al finalizar las representaciones teatrales, suele tener canto, baile y cierto contenido satírico y moralizante. En el departamento de Antioquia existe una tradición de sainete desde el siglo XIX, representada por grupos aficionados y por familias que heredan dicha costumbre en algunos municipios.
Con referencias al sainete y la murga La Barra del Silencio propone el montaje “A quinientos por la de atrás”. Con un grupo de jóvenes actores llamados Sainete Algarabía narra la historia de seis personajes comunes: el chofer, la señora, el policía, el estudiante, la señorita y el ladrón que día a día se encuentran en un bus de servicio público amenazado por la chatarrización.
Sin más conflicto por desarrollar, la historia trata de las intensiones cotidianas de estos personajes anónimos: conducir un bus, conseguir pareja, ir a la universidad, robar para comer o conseguir un soborno y termina de manera festiva cuando el chofer y la señora se casan y montan un negocio del que todos hacen parte.
El texto es claro y rimado, aunque hacen falta pausas para entender el efecto cómico del último verso. Esta situación se refuerza por una deficiente técnica vocal que produce un ambiente sonoro demasiado naturalista para la teatralidad de la puesta en escena, es decir que las voces no se corresponden con la imagen visual de los personajes. Con excepción del chofer y el estudiante, las voces de los personajes son planas y no ayudan a elaborar una sonoridad propia del ritmo del sainete y sus textos rimados.
La imagen visual de los personajes podría estar acompañada de un trabajo vocal más elaborado que amplíe lo rangos tonales y le aporte matices a la actuación y a la puesta en escena.
Llama la atención que la historia sucede en una ciudad sin nombre, pero el ladrón aparece con un acento paisa sin mayor justificación, digamos, fuera de contexto y curiosamente tiene una buena oportunidad de explicar los elementos del sainete tradicional cuando usa el recurso del extrañamiento para cuestionar a los actores y al montaje en sí por la falta de un baile que da pié al juego coreográfico final; pero en realidad no logra el efecto de extrañamiento pues paradójicamente es el momento donde toma un tono actoral orgánico, cuando lo que debería lograr es verse como un espectador cualquiera.
La actuación se basa en una técnica pantomímica de exageración del gesto y busca una coreografía de movimientos que pierde fuerza al esperar la marca y el conteo de cada movimiento, así las acciones se ven telegrafiadas y la interpretación produce personajes de gesto, de mueca exterior pero sin alma, los personajes son apenas bocetos sin una actuación orgánica que demuestre apropiación y disfrute de los actores.
La puesta en escena es sencilla, sin escenografía y con iluminación general. La escenas suelen estar construidas por parejas de personajes que van al centro del escenario mientras los otros quedan en el fondo ejerciendo de coro, pero varias veces se quedan sin tarea escénica y el escenario empieza a verse atiborrado con cinco actores durante toda la representación. Si los personajes del coro no tienen una tarea específica que aporte al desarrollo de la historia, bien podrían salir del escenario para dar descanso visual y así aportar al foco de los dos personajes de cada escena.
“A quinientos por la de atrás” se presenta al aire libre en parques y plazas para lo cual instalan en el proscenio dos o tres micrófonos con base, que a veces hacen feedback por la distancia de los actores, para funciones con más espectadores se requeriría otra solución técnica, como micrófonos omnidireccionales, de boom o inalámbricos de diadema que permitieran una presentación más limpia.
En general, el montaje tiene un planteamiento claro y funcional para diferentes públicos en las plazas de los municipios donde se presenta. Logra identificación con el público y proyecta una buena imagen visual y textual pero con un poco más de ensayo puede lograr el ritmo, la espontaneidad para que los actores puedan gozarse la interpretación y contagiar al público de la alegría sainetera.
Con el sainete “A quinientos por la de atrás” La Barra del Silencio tiene un valioso material escénico para resignificar la herencia y convertirse en una nueva generación de la tradición.
1 comentario:
Próspero año, profe. Éxitos en todos los proyectos y en cada aspecto de tu vida. Abrazos!
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