miércoles, febrero 24, 2010

AUTORRETRATO 4. Mi palabra escrita

Mi palabra escrita es torpe, amangualada, babosa, deleznable y básicamente ignorante.
Desde los siete años empecé a escribir conscientemente sin haber llegado a un filón de la belleza poética. Llevo casi veinticinco años afilando mis palabras y solo he logrado hacerme daño a mi mismo. Mis palabras son una adicción, me hacen tanto mal como bien. Cuando dejo de escribir sufro síndrome de abstinencia, me sudan las manos, me duele la cabeza y se me quitan las ganas de comer y de vivir.
Hay quienes piensan que todo vicio es nocivo. Yo encuentro en la escritura un vicio inútil pero productivo porque me da un placer que ninguna otra cosa me da en la vida y un dolor que me cobra con intereses cada segundo de placer.
En el eterno ciclo de la euforia a la depresión, la escritura llena mi cerebro con alguna sustancia mágica que me permite no enloquecer al tener que seguir habitando este planeta extraño.
Mi palabra escrita es infantil, reiterativa, melíflua, acartonada y poco creativa.
El gran problema de mi vida ha sido confundir el mundo escrito con el real. Creer que el mundo real es lo que escribo y que el mundo en el que vivo es una fantasía. Creer que puedo editar, corregir o suprimir a las personas de la narración de mi vida. Creer que puedo manejar a la gente que me rodea como lo hago con los personajes de mis cuentos, creer que les puedo cambiar los escenarios, el vestido y las decisiones. Creerme el demiurgo de la vida, cuando apenas soy un bufón de los dioses que me escriben esta treta.
Como el títere que toma conciencia de sí y quiere liberarse del titiritero, mi palabra es una tautología, una jaula pequeña contenida en una caja mediana que a su vez es contenida por la misma caja pequeña. Como la serpiente que se come a sí misma por la cola, como la cinta de Moebius que quiere estar por fuera y siempre está por dentro; mi palabra sale de mí y yo salgo de ella.
Mi palabra escrita intentó la poesía pero fue incapaz, intentó la narrativa pero no tuvo la disciplina, intentó la investigación pero la torpeza no se lo permitió. Mi palabra escrita es una puja constante hacia ninguna parte, un eterno comenzar un camino en el que no se avanza, un quedarse retozando en la arena movediza de las mismas cuatro ideas fijas, de las mismas palabritas que empobrecen el mundo, de las mismas preguntas que no se dejan resolver.
Mi palabra escrita es paradójicamente mi mas grande logro y mi mas grande fracaso: escribir, escribir por costumbre, escribir por jugar, escribir para entretenerme, escribir ilusamente, para intentar entenderme, para organizarme, escribir como el único verbo que puedo conjugar aunque torpemente, escribir para obedecer a mi papá y darle al menos ese privilegio, escribir como gesto de libertad, escribir solo para demostrarme que no soy analfabeta, que puedo poner un sujeto con un predicado, que puedo tamizar mis dolores en el entramado que hacen las vocales con las consonantes, escribir para nadie, escribir.
Mi palabra escrita refleja un pedacito de un pequeño mundo imaginario que alimento como a los canarios con pequeñas sobras de comida. Cada mañana esparzo mis recuerdos para alimentar ese mundito donde nacen y mueren personajes, historias, imágenes o diálogos que a veces alcanzo a anotar.
Es la misma sensación del que sueña y no puede recordar lo soñado pero se arriesga a contarlo y sus palabras no logran describir lo que soñó, sus palabras apenas evocan las acciones del sueño, pero no las texturas ni las ambigüedades. El que sueña sabe lo que es y lo que no en su propio sueño, pero al contarlo las palabras no le alcanzan para describir las sensaciones que le produjo el sueño. Eso siento con la escritura: mi imposibilidad de narrar ese mundo imaginario tan pequeño y desordenado, ese mundo aturdido pero mío, ese mundo vulgar pero mío, ese mundo innecesario pero mío.
Indescriptible, pero mío.

martes, febrero 23, 2010

Lista No. 4 de 31. Mujeres

Hace unos años escribí:

“Las mujeres de mi vida

me caben en los dedos de una mano.”

Varias personas me han preguntado quiénes son esas mujeres… yo obviamente no voy a explicar un verso. Pero para cumplirme con la tarea de las “Listas 31” decidí hacer una lista de 31 mujeres importantes en mi vida.

Quedan por fuera de la lista las mujeres de mi familia y obviamente MiCarolina por ser mi esposa y mi presente, quedan por fuera mis profesoras, las jefas que he tenido, las mujeres de la literatura y Luz Angela Reina para quien solo tengo gratitud y amor eterno.

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Entonces la lista hace referencia a mujeres reales de carne y hueso con las que he compartido algún momento de mi vida, que me enseñaron algo, que compartieron mis lecturas y mis escrituras, que me permitieron soñar en el sentido mas amplio de la palabra, que me acompañaron a trabajar, aprender, vivir y crear; mujeres a las que he querido y con las que me gustaría volverme a encontrar en alguno de los pliegues de esta vida, aunque solo sea para agradecerles el tiempo que me dedicaron.

Por lo espinoso del tema y por pura claridad, tuve que “agrupar por combos” la lista bajo algún título, que es tan arbitrario como la numeración que tampoco responde a un orden de importancia, si no al mero conteo de 31 elementos que debe contener cada lista. Hay mujeres de un combo que podrían estar en otro, alumnas que también son amigas, amigas que también son artistas y así seguiría el despelote. Tampoco tiene orden cronológico ni jerárquico, simplemente es una lista de mujeres que han pasado por mi vida, a quienes quedé debiendo amor y dedicación.


Además del nombre, aparece una frase que nunca me atreví a decirles y hoy lo hago por éste medio tan impersonal como acto de contricción, o puede ser una especie de definición del aporte que le hicieron a mi vida.

Entonces, sin más preámbulos, una lista de 31 mujeres que han pasado por mi vida.

COMBO DE LAS EXNOVIAS


1. Jeymmy Natalia Guzmán: La inocencia del primer amor.
2. Alexandra Muñoz: ¿Por qué nunca nos pudimos sintonizar en el mismo dial?.
3. Luisa Fernanda Ballesteros: No hay mal que por bien no venga, ¿Recuerdas el cuento del pollito y la vaca?.

COMBO DE LAS AMIGAS


4. Yurany Duarte: Me enseñaste que a veces la mejor respuesta es la distancia.

5. Dahiana Vargas: Porque a veces un instante puede transformarnos para siempre.
6. Clara Gómez: El primer acercamiento a la amistad en Popayán.
7. Clara Alzate: Mi amiga eterna con las pecas de la complicidad.
8. Cristina Torres: Sé que oras por mí y por tu intersección, seguramente Tu Señor algún día me salvará.
9. Sandra Montilla: Eres la mejor representación de la lealtad, gracias.
10. Vivian Rueda: todos los sueños que compartimos, terminaron haciéndose realidad en la distancia.
11. Andrea Hernández: Que maravillosos compartir algunos días de nuestra juventud.
12. Alicia Montilla: Todo lo que quedó por decir, se convirtió en un bello recuerdo.

COMBO DE LAS ARTISTAS


13. Marcela Ramírez: La fuerza del trabajo creativo que me permitió preguntarme tantas cosas del teatro y la vida.

14. Jenny Abella: La inocencia de la juventud, la sonrisa de los sueños que se quedaron habitando en tu corazón.
15. Margarita Aguas García: La alegría del Caribe con una frondosa cabellera. Cada abrazo tuyo me regala un pedacito de mar.
16. Ana María Cano: El oasis de la carcajada en este desierto polvoriento.
17. Johana Martínez: como mi mano, como mi pierna; mi amiga, una aprendíz brillante.
18. Rosario Vergara: compañera de la lucha, siempre alimentándome la esperanza.
19. Yuly Marín: Gracias por respetarme tanto, por acompañarme cuando te necesité y por despedirte tan gentilmente.
20. Patricia Matiz: Mi maestra y amiga que me invita a seguir creando.

COMBO DE LAS ALUMNAS


21. Leidy Paola Parra: Sigue soñando y pensando por tí misma. Sé que no necesito explicártelo.

22. Adriana Sanabria: Me pusiste a prueba y encontraste mi palabra honesta.
23. Sandra Moreno: Te embarcaste en mi sueño y me conociste como ninguna.
24. 25. Lina María Nieto: Sigue escuchando la historia de la radio como mi mejor regalo.
25. Leydy Archila: Recuerda el letrero en la puerta “Conócete a ti misma”.

COMBO PEDAGÓGICO


26. Laura Caballero: Nuestras diferencias y coincidencias me han enseñado a crecer.

27. Diana Garay: ¿Todavía sigue creyendo que este gobierno es democracia?.
28. Liliana Contreras: Una sonrisa entre los libros, un apoyo incondicional.
29. Melba Moreno: Me recuerda a mi madrina Melba y me comparte sus afectos, toda una maestra.

COMBO DE LAS PSICÓLOGAS


Aunque he denigrado tanto de la psicología, hoy reconozco que sin su ayuda no hubiera podido superar tantas situaciones incómodas. A mis dos psicólogas, gracias por su ayuda:

30. Patricia Juzga: Fue duro ese momento, peto tuve tu hombro para llorar, gracias.
31. Elizabeth: gracias por hacerme preguntas para romper mi propio círculo vicioso.

domingo, febrero 21, 2010

Optimismo y autosuperación

Que jartera la gente optimista, la gente que ve la mitad del vaso lleno cuando en realidad la mitad está vacía.

Entre todo los productos innecesarios que venden los publicistas, el mas miserable es el producto de “la superación” y la peor de sus versiones la autosuperación, que vende millones de dólares en libros y conferencias que pretenden ayudar a los consumidores a “superarse” como si no supieran que la vida no es más que un proceso de descomposición hacia el vacío de la nada, después de la fecundación todo puede ser peor. Hay gente que incluso supera los anticuerpos de la vagina, las exigencias del embarazo y es tan irresponsable que se atreve a nacer. Y durante los años que espera para morirse se la pasa leyendo cómo superarse, cómo ser mejor, cómo se feliz, cómo aprender a comunicarse; por más que lo intentan no lo logran y su “superación” es inversamente proporcional a la cantidad de conferencias a las que asisten.

Que jartera los conferencistas que se hacen ricos vendiendo optimismo light en el que todo puede cambiar si usas un lenguaje positivo, en el que borras la palabra “no”, en el que te “comunicas de manera asertiva y mirando a los ojos para lograr influir en los demás”. Profetas del telemercadeo no pueden concebir una relación humana mas allá de una transacción de venta, mas allá de una promoción, de una seducción para la compra.

Otros incluso hablan de “proyectar la energía” y de “activar las chacras del magnetismo personal”… autosuperación vacua de la nueva era.

Que jartera tanto charlatán y tanto bobo crédulo que les compra libros, riegos y crucifijos, como si el mundo pudiera mejorar con un simple cambio de actitud. Seguramente usted le sonríe al cliente y así se va a acabar el hambre en Somalia, el fondo Monetario Internacional o los desplazados en Colombia.

La creencia en la religión o la superstición se fundan en la incapacidad del hombre para explicar los fenómenos de la naturaleza, pero especialmente en la incapacidad de aceptar la naturaleza efímera de la vida. Los creyentes se inventan el alma pues pretenden tener otra vida eterna que los proyecte mas allá de esta vida terrena, material e inmunda y se inventan a un dios creador que los hace hijos de la divinidad, así dejan de sentirse humanos -seres en descomposición- para sentirse hijos de dios -seres de la divinidad-.

La fe entonces es la incapacidad de la razón y los dioses son creaciones monstruosas de los hombres para negar el verdadero destino de la vida: la muerte cotidiana. Y los publicistas lo saben y explotan esta idea para vender estupidez envasada higiénicamente.

Y ahí están los gurús del optimismo, poniendo a la gente a gritar consignas en sus conferencias, diciéndoles “tú eres especial”, “dios tiene un regalo para ti”, “haz el cambio que tu vida necesita”. Y los consumidores de optimismo levantan la mano como hipnotizados, repiten las consignas sin reparar en el ridículo y cantan coros de optimismo al unísono, como en una plegaria que elevan al altísimo para que les inyecte una buena dosis de optimismo. Adictos al optimismo igual que a la fé, adictos a la certidumbre de lo inexistente, adictos a la credulidad de la sinrazón.

El optimismo, especialmente cuando se basa en la fe, no es más que la forma fácil de negar la verdadera condición de decadencia humana. Solo por eso me aburren los publicistas de la autosuperación y en general toda la gente optimista.

sábado, febrero 20, 2010

Stop motion

El año pasado me encarreté con la técnica del stop motion con mis estudiantes de octavo grado, quienes realizaron sus primeros cortos animados con cámaras fotográficas y celulares.

Aquí la muestra de sus producciones.

Entre los videos que tomamos como referente está el famoso "The PEN Story" que usó mas de 60.000 fotos impresas para dar la sensación de movimiento.


Lo interesante del cuento es que el grupo Superlito también lo tomó como referente para el videoclip de su nueva canción "Te lastimé".

No sobra decir que el video les quedó bien armado, que la referencia a esa técnica de animación es obvia, pero lograron darle un color muy propio, muy bogotano, muy colombiano sin ser parroquial y sobretodo, una textura muy
Superlitio.

Puerto Candelaria

Aunque son paisas, son maravillosos músicos, artistas sensibles y aparentemente buenas personas. Puerto Candelaria es una de las propuestas mas refrescantes de la escena de las nuevas músicas colombianas. Con una sólida formación académica intentaron hacer jaz a la colombiana, pero en esa búsqueda de un sonido propio decidieron hacer "chucu chucu estilizado".

Yo los ví en vivo hace un par de años en el Teatro La vorágine y quedé impactado por la honestidad de su puesta en escena y por la calidad de su sonido que les permite mamarle gallo al formalismo y armar una sonido que puede ir de la papayera al big band, del porro al jazz sin pretenciones ni falsas posturas.

El sencillo "Muerta" que evoca a "El cadáver de la novia", es una muestra de esa exploración sin tapujos. Con el vocalista "catalogado por la prensa como el cantante mas incatalogable de la música colombiana" logran un sonido que se nutre en las músicas populares sin esa actitud de menosprecio que suelen tener los músicos de conservatorio y se proyecta en una puesta en escena contemporánea... como para "que se cuide Juanes".

Este video de Puerto Candelaria en el Festival de Música de Cartagena 2010 demuestra su capacidad de mamarle gallo a los formalismos de la música y de poner a gozar al público y a los músicos extranjeros con su Porro Lateral.

Por aquí una columna de Eduardo Arias en Soho, que describe mas a fondo el humor de Puerto Candelaria.

lunes, febrero 15, 2010

Revivamos nuestra histeria

Revivamos nuestra histEria:

E tiempo se va a cumulando y este blog me sigue sirviendo como organizador y registro del despelote.

Revisé algunos post de febrero de los años anteriores y encontré algunos recuerdos interesantes:

Febrero de 2007: invitación al blog http://adultomayorpuentearanda.blogspot.com/ fue la ultima interventoría que hice para la Acaldía Local de Puente Aranda sobre un proyecto del sistema local de cultura.

Febrero de 2008: viaje al Canaval de Baranquilla registrado en el documental:Con los ojos del corazón.

Febrero de 2009: Un cuento titulado "Lección de democracia" y un texto "propuestas para el acuerdo humanitario" .

Pasados estos meses, no hemos tenido acuerdo humanitario, los secuestrados siguen en la selva, el paramilitarimso sigue gobernando al pais, aunque ahora les llamen "bandas emergentes" ¿Esta es la democracia?.

Que triste es la historia cuando se repite cíclica y estúpidamente.

jueves, febrero 11, 2010

Autorretrato 3. La música

Yo quería ser compositor, escribir y cantar con una guitarrita, así fuera en las busetas.

Quería ser músico, pero no estoy hecho para la perfección de ese lenguaje matemático que resume la armonía del cosmos en sonidos y silencios.

De niño escuchaba unos casetes viejos que papá trajo de estados unidos con una colección de melodías mejicanas y españolas. Me dormía con un parlante en cada oreja intentando identificar el sonido exacto de cada instrumento.

Después encontré en los tambores mi primer acercamiento al compás y casi casi al ritmo. Pero nunca alcancé a ejecutar una melodía. En venganza armé un grupo de veinte muchachos con tarros y baldes que salían a hacer escándalo en fiestas populares y verbenas. Yo jugaba con el redoblante y me divertía amanecer sordo al día siguiente.

Cuando tuve que escoger entre la música o el teatro, me decidí por la literatura. Pero ninguna de esas religiones me aceptó en su séquito. Me tiraron la puerta en la cara y me quedé esperando turno por un lustro hasta que entendí que nunca me abrirían.

Soy un diletante, un mal aprendiz, un mero aficionado.

He brincado de de bailador a muñequero, de contador de historias a maromero, de escribano a representador. Corrijo textos y les pongo monachitos para imprimirlos. Mi cuerpo todavía guarda el amaneramiento del ballet, la sobregestualización del recitador y la moral del atracador. Años de entrenamiento, de pantomima y de brincadera me dejaron las piernas torpes, las manos lentas y las rodillas adoloridas. Los oídos martillados impedidos para ejecutar un instrumento, la vista desviada, el olfato acabado y el gusto simplón. Solo me queda un mal desarrollado sentido de la memoria, pero cambiaría la visión por atrofiar esta maquinita de recuerdos.

¡Reto a dios a que juegue como un verdadero ingeniero para que me reinicie el disco duro a ver si es tan macho!, lo reto a que me borre la memoria, le cambio otra costilla para que me haga olvidar de todo lo que hice y especialmente lo que dejé de hacer. Lo reto a que me obligue a olvidar a ver si así algún día me puedo perdonar.

Reto a dios a que me borre de un plumazo cada uno de mis recuerdos, a que me quite la memoria como me quitó todo lo que construí con tanto esmero; así completará su tarea, me quitará el único patrimonio que me queda y me veré obligado a fantasear para poder llenar de letras estas hojas.

Lo reto o mejor le suplico que se apiade de mí y me permita olvidar esta historia, que me dé el privilegio de poder mirar hacia adelante, que me quite el peso de tantos años de acumular discursos, que me permita dormir cada noche sin tener que hacer un recuento de una película sin desenlace.

Reto a dios a que me haga olvidar.

Pero este dios además de envidioso es ególatra, sé que no se conforma con mi oferta, prefiere verme padecer y cada día aumenta mi colección de recuerdos. No tengo nada que le pueda interesar a un dios, por eso no escucha mi súplica y me deja naufragando en mis recuerdos de donde salen estas palabras desordenadas.

Si por lo menos mis recuerdos se convirtieran en melodías mágicamente como parecen lograrlo los jazzistas en sus trances, si por lo menos pudiera silbar la melodía de alguna añoranza, todo esto dolor valdría la pena.

Pero mi cuerpo es arrítmico, mi imaginación antimelódica y mi palabra desacompasada. No fui compositor, ni músico ni intérprete. Soy un obrero del oficio de la palabra y pego ladrillos que terminan construyendo adefesios ideológicos para ganarme cada jornal.

Sufragio TECA

Sincero abrazo de condolencia a nuestra Casa TECA.

Clic para conocer mas sobre la situación del Teatro Experimental Comunitario Abierto TECA.

jueves, febrero 04, 2010

El jardín secreto

Les presento el video de "El jardín secreto" que edité para mi maestra y amiga Patricia Matíz, como siempre, un placer servir a mis amigos, cómplices de esos viajes.
Que lo disfruten:


Título: El jardín secreto.

Obra de danza contemporánea con temática femenina.

Directora: Jackeline Caballero

Intérpretes: Patricia MatizJackeline Caballero

Música: Jane Birkin

jackeline_caballero@msn.com

3125522267

Cámara y fotografía: Leonardo Leal

Edición:www.felipechavez.tk

Cuando yo tenía doce años

CUANDO YO TENÍA DOCE AÑOS
Un cuento de: Felipe Chávez G.
www.felipechavez.tk
Febrero 4 de 2009

A Papá lo mató la guerrilla cuando yo tenía doce años, desde ese día mi vida solo ha sido un intento inútil por revivirlo.

Al entierro de Papá asistió todo el pueblo y al día siguiente mi hermano Carlos decidió vengar su muerte. Por esos días las cooperativas de autodefensa campesina eran promovidas por el gobierno regional para protegernos de los abusos de la guerrilla, pero mi hermano estaba convencido de que no era suficiente. Decía que la única solución era acabar esa plaga o la plaga nos acabaría a nosotros. Ponía ejemplos de la finca, una vez quemamos dos potreros para dejar descansar la tierra y cambiar de cultivo y él me dijo que así deberíamos acabar con la guerrilla fuego contra fuego, para abonar nuestro futuro.

Sus frases eran cortas y contundentes, de una radicalidad que inspiraba respeto. Con esas charlas convenció a los dueños de las otras fincas para inyectarle dinero a una de las coperativas de seguridad campesina. Decía que si el Estado no era capaz de defender a sus contribuyentes, la gente tenía el derecho de armarse para defenderse.

No obligaba a nadie a darle dinero, los ganaderos de la región empezaron a frecuentar la finca para ver cómo podían colaborar y en menos de tres años, la casa de Papá se había convertido en una especie de comando central, aunque yo no lo sabía.

El día que pusieron la primera antena de telecomunicaciones yo estaba en la piscina con unos amigos, lo recuerdo bien porque esa noche fue mi primera relación sexual con una novia, la vida sexual con las sirvientas no cuentan.

Llegaron unos ingenieros y empezaron a armar una torre con un bombillito rojo en la punta, yo creía que servía para predecir el clima, para estar pendientes del riego de los cultivos y los pastos, pero después entendí que la antena servía para comunicarse por radio entre los finqueros, el ejército y la policía.

Así se fueron dando pequeños cambios que para mí eran la consecuencia de la muerte de Papá. Mi mamá no soportaba ver la finca sin Papá y necesitaba dedicarse a su quimioterapia, por eso se fue a vivir a Miami con mi hermana, así Carlos asumió los destinos de las fincas que empezaron a crecer.

Una tarde mi hermano me llevó a conocer unos potreros nuevos, eran unas tierras muy bonitas, con mucha agua y matas de monte. Pasamos por un caserío que se veía abandonado desde hacía poco tiempo. Parecía un pueblo fantasma de las películas del viejo oeste. Nos bajamos a echar un vistazo antes de llegar a los potreros, entramos a las casuchas y tuve la sensación de que las ollas habían quedado puestas en la estufa de leña, como si los habitantes de la casa aún no se hubieran ido. Las casas tenían los enceres, había ropa en los armarios, incluso alimentos en los anaqueles. Le dije a mi hermano en son de chiste que esa gente se había ido sin maleta, él sonrió un poco y volvió a un gesto sombrío que había tomado su rostro en los últimos días.

En la casa se hacían reuniones con gente importante, iban los finqueros, alcaldes, funcionarios de los municipios cercanos y hasta el gobernador. Yo escuchaba sus discusiones sobre el nuevo país que querían heredar a sus hijos, sin los flagelos del siglo XX, con autoridad y seguridad que garantizara el trabajo para todos. Pero no me importaban sus argumentos ni sus análisis de los arrodillados presidentes que le habían entregado el país a la guerrilla. En cambio aprovechaba para conocer a las hijas de toda esa gente y disfrutar la vida.

Las reuniones fueron cambiando del discurso a la acción. Los escoltas empezaron a usar armamento cada vez más grande y a viajar en grupos en camionetas 4X4 y un lenguaje militaroide se volvió cotidiano. Ahora se organizaban operaciones, se trasladaban mandos, se armaban escuadras y frentes.

Lo que inició como una cooperativa de seguridad para los campesinos, se convirtió en un ejército de autodefensa fuertemente armado y con una financiación que parecía no tener fin.
Carlos administraba eficientemente las tierras de Papá, respondía por el tratamiento de mi mamá y todos los gastos de la familia.

En mis venas no hay sangre de agricultor, para mí la finca era un paraíso con una piscina y unos caballos, pero no me gustaba el trabajo de la tierra y aún no me gusta. Cuando terminé el colegio me fui a Francia a estudiar cine para alejarme de la finca. Desde Europa veía a Colombia como un país sudaca que mejoraba económicamente a pesar de su tradición violenta entre diferentes ejércitos. Pero después de tres años regresé a la finca a buscar la historia de Papá para hacer un documental sobre su vida a partir de objetos cotidianos.

La casa ya no era la misma, ahora estaba adornada con columnas y una cascada interna. Mi hermano la había transformado en una ridícula caricatura de una mansión por el frente y bunker por atrás.

- Este es el lugar mas seguro de la casa.

Me dijo mi hermano y me mostró las comodidades del bunker, computador, monitores y teléfono satelital. Cuando le dije que me parecía una exageración, me dijo que la guerra estaba muy caliente, que esos hijueputas guerrillos le habían secuestrado a un comandante y a dos finqueros que invertían en su ejército.

- ¿Y cuándo declararon la guerra en Colombia que yo no me enteré?

Le dije en tono burlón. Carlos me tomó del brazo, me sentó en el sofá y me empezó a explicar lo que había sucedido en estos años:

- Mire hermanito, mientras usted estaba disfrutando el antiguo continente, aquí estábamos en la guerra mas sangrienta que usted se pueda imaginar. Eso que le contaron de la violencia entre liberales y conservadores es un juego de niños comparado con lo que ha pasado en los últimos años entre los hijueputas guerrillos y las autodefensas unidas de Colombia. Nosotros creamos un ejército financiado por la gente trabajadora de la región para protegernos de la amenaza guerrillera. Ellos se dedicaron al narcotráfico y empezaron a masacrar al pueblo, a secuestrar y nosotros no podíamos dejar que nos siguieran vacunando, entonces nos tocó defendernos…

Allí empezó a contarme detalles inconfesables de “su guerra” y yo fui descubriendo a una persona que ya no era mi hermano. Ahora tenía en frente a un jefe paramilitar responsable de expulsar a la guerrilla de medio departamento, pero a un precio altísimo.

Dos de las masacres de campesinos que habían sido denunciadas como grandes escándalos periodísticos, donde dicen que cortaron cuerpos con motosierras, habían sido preparadas por esa persona que decía ser mi hermano. Para él en Colombia solo habían patriotas o bandidos y la única manera de sacar el país adelante, era eliminar a los bandidos.

Y sin ningún atisbo de vergüenza me contó algunas de las hazañas de su guerra:

- Quienes no quisieron apoyar debieron salir de la región porque por acá no queremos ayudantes de la guerrilla. El coronel de la brigada del ejército nos abría el camino para hacer las operaciones en los sitios más difíciles. Fue necesario hacer listas de identificación en cada vereda para saber quién estaba con quién, nos dimos cuenta que hasta los profesores de la vereda Becerritos andaban infundiendo ideas nocivas a los niños, el Estado no debe pagarle sueldo a los bandidos, por eso fue necesario sacarlos de la región y empezar a decidir quién podía ser alcalde o consejal en cada municipio del departamento. Nosotros hemos gobernado brindándole seguridad a la gente para que pueda trabajar, pero lo que mas me emberraca es que la muerte de mi mamá también fue culpa de los guerrillos porque a ella no la mató el cáncer sino la preocupación por la finca.

Yo estaba sorprendido por la crudeza del relato y especialmente por las justificaciones de sus actos. Carlos se quejó de la falta de apoyo del Estado, que en un tiempo los acunó y ahora los perseguía y me dijo que ya se estaba cansado de guerriar tanto por el país, pero que todo lo hacía por honrar la memoria de Papá.

Ahí ya no pude seguir escuchándolo, me fui a esconder mi sentimiento de vergüenza y de rabia contra mi propio hermano. Esa noche no pude dormir recordando en las estrellas las enseñanzas de Papá.

¿En qué momento mi hermano había de dejado de ser un ganadero para convertirse en un matón?, ¿en qué momento había sucedido este horror que el país no conocía?, ¿en qué momento sucedió esta guerra de la que mi hermano se sentía héroe?.

A la mañana siguiente no quise ver a mi hermano, me fui a averiguar si lo que me había contado era cierto o era una simple locura.

Fui a visitar viejos amigos en fincas cercanas para averiguar sobre los hechos de los últimos años. Los finqueros decían entre risas que la gesta por la libertad había exigido sacrificios pero que había valido la pena. En resumen todos habían aumentado sus tierras y habían desplazado a la guerrilla. El departamento había pasado de ser un santuario guerrillero, a ser tierra de prosperidad para la industria y los negocios. Que ahora sí se podía viajar.

Yo preguntaba sobre las matanzas y los asesinatos de civiles y la mayoría reconocían que eran pequeños daños colaterales de la guerra.

Mientras más averiguaba, mas confirmaba y ampliaba los detalles de las acciones de mi hermano. Ya no podía estar en las tierras donde Papá nos había enseñado el respeto y el amor por la vida. Decidí regresar a Francia sin ningún material para el documental sobre Papá.

Pasados unos años de estar escondido en Europa ví a Carlos en el noticiero, fingía de veedor en un proceso de desmovilización acordado con el gobierno. Sus lugartenientes habían asumido la responsabilidad de las muertes y los negocios ilícitos y pagarían unos pocos meses de cárcel, mientras él continuaba con los otros finqueros hablando del desarrollo económico de la región, sin pagar por las muertes que habían financiado.

Cuando entendí que un video no iba a revivir a Papá, decidí hacer un documental sobre colombianos exiliados en Europa por el odio fratricida, los busco con la cámara y les pido que me cuenten su historia a ver si en algo puedo resarcir las acciones de mi hermano.

Cada vez que pienso en la palabra Colombia, también pienso en las palabras Caín y Corrupción y cuando pienso en mi hermano, recuerdo la palabra Impunidad.

Cada vez que pienso en Colombia me pregunto cuándo Carlos dejó de ser mi hermano.

Cada vez que pienso en Colombia, recuerdo que a Papá lo mató la guerrilla cuando yo tenía doce años y desde ese día mi vida solo ha sido un intento inútil por revivirlo.

miércoles, febrero 03, 2010

Autorretrato 2. Mi habla

Me gusta ir a la galería, comprar pambaso y cargar las cosas en una chuspa.

Nunca subo por la escalera porque de niño dormía en un pequeño espacio de la casa debajo de la grada. Bajo por la grada de dos en dos.

Me desagrada la gente paila, la gente peye, la gente doble, falaz o simplemente hipócrita.

Le busco la perrada a cada dificultad de la vida.

Detesto el lenguaje rebuscado de periodistas, científicos sociales y pedagogos. Hablo con una jerga callejera mezcla de payanés, rolo ñero y pseidointelectural de panadería. Soy soez, soy vulgar pero mucho menos de lo que en realidad quisiera ser.

Hablo en español colombiano y del malo, que ya es mucho decir: colombiano-malo es un pleonasmo. Hablo en español colombiano y tuve las mejores convesaciones de mi vida con españoles, peruanos, chilenos, argentinos y venezolanos simultáneamente. Creo que el acento colombiano es el peor, incluso desde antes de convertirse en ese sonsonete paisa sicarial de parces, vueltas y visajes. Me gusta el chillido de los chilenos, el cacareo de los argentinos, la cadencia de los cubanos y la falta de vocalización de los peruanos; pero solamente porque eran mis amigos.

Hablo con aire mejicano por ver tanta novela al mediodía. Digo que "onda wey" como saludo. Me siento mas mejicano, ecuatoriano, venezolano, que colombiano. Me siento mas latinoamericano que colombiano, pero solo porque soy utópico y creo más en la unidad latinoamericana que en el sagrado corazón.

Soy antipatriota, me cago en Shakira, Juanes, Uribe, el himno nacional y su colombia es pasión.
Mi patria es el continente, no esta monarquía de miopes. Mi patria es la música andina, la samba, la timba, la guavina, el bambuco, la carranga, el son, la salsa y el chucuchuco.

No me pongo la mano en el pecho para entonar el himno nacional, aunque me aprendí de memoria las doce estrofas a punta de ejercicio físico en un batallón.

Hablo a diestra y siniestra. Hablo mal y escribo peor. Escribo horrible y pienso peor. Sueño mal y vivo peor. El único sinónimo de peor que conozco soy yo mismo.

Mi palabra es una espiral, voy y vuelvo sobre lo mismo, soy monotemático, monotemático, monotemático, soy un péndulo, una cacatúa, una caricatura de mí mismo, una grabadora, un sonsonete, un disco rayado, un fastidioso, un mamón, un incrédulo, un tonto, un torpe, un pendejo, un iluso, un pretencioso, un vil, un traicionero, un mañosos, un perosozo, un soñador, un cínico, un cinuja, un granuja, un parásito venenoso, una blenorragia y sin ganas de meter a mi mamá al baile, como varios lo piensan y tienen razón, además de engreído y de vacío, soy un malparido y un cabrón.

Charli Whithe

¿Cuántas veces me he sentido como ese monstrico triste y raquítico abrazado por una mujer hermosa?

Pd: Gracias Charli White por hacer de mis emociones, una imágen.

lunes, febrero 01, 2010

Heriberto Fiorillo

Como ya hablé con Mañe y después de agradecerle la invitación, le dije que no puedo ir al Carnaval de Barranquilla de este año (por iliquidéz), me conformaré con leer el cubrimiento periodístico.

Heriberto Fiorillo, quien me marcó con sus inteligentes programas y nos hace tanta falta en la televisión nacional, hoy habla de una conferencia sobre literatura y enfermedades mentales, tema del que curiosamente estuve hablando este fin de semana con MiCarolina.

Transcribo un párrafo que sintetiza la citada conferencia:

"El resultado de numerosas pruebas arroja que los escritores son más propensos a las enfermedades mentales, sobre todo a trastornos afectivos bipolares. El doctor Félix Post, del Maudsley Hospital de Londres, relacionó en 1994, por ejemplo, la creatividad y la psicopatología estudiando la vida de 291 hombres famosos. Post encontró que el 72 por ciento de los narradores había sufrido depresiones, una niñez desdichada, enfermedades debilitantes como la tuberculosis, problemas sexuales, maritales y alcoholismo."

Ahí es cuando uno se dice que la literatura es para otros, que uno ha vivido muy feliz como para llegar a ser un buen escritor, que uno nunca pasará de ser un escribiente, un escribano...